viernes, 31 de enero de 2014

Auge y caída de un falso icono

Calatrava no ha logrado cortar las visitas a la web a pesar de su denuncia

El arquitecto Santiago Calatrava anunciaba ayer que interpondrá una denuncia contra Esquerra Unida por haber puesto en marcha una web en la que, según el equipo jurídico del arquitecto, se atenta contra su derecho al honor y a la propia imagen, y porque esa misma web podría haber sido la causa de no haber acometido nuevos proyectos profesionales. Ese menoscabo a su honor vendría por la imagen que ilustra este sitio en Internet, en la que se ve al arquitecto junto a Carlos Fabra y a Francisco Camps.
La fotografía en sí es muy significativa, no por los protagonistas, que también, sino por ser el icono de una época en la Comunidad Valenciana, una época en la que había dinero para cualquier proyecto faraónico, una época en la que los grandes eventos y la política del cartón-piedra eran la norma. Esa fotografía, además, representa el esplendor que ha vivido Calatrava en la Comunidad Valenciana gracias a la aquiesciencia de los gobernantes del Partido Popular. Aspectos como proyectos fallidos o facturas sin IVA no importaban. Hasta el Consell le entregó su Alta Distinción en reconocimiento a su labor. Calatrava había conseguido entrar en ese selecto club donde algunos miembros de la clase dirigente ya se encuentran por encima del bien y del mal.
Todo eso se ha acabado. Carlos Fabra y Francisco Camps pintan ya muy poco en el panorama político de la Comunidad Valenciana. Mientras Calatrava cobraba las facturas a la Generalitat Valenciana no le importaba que se le viera con los prohombres de entonces, hoy arrinconados y apartados. Atrás quedan sobrecostes en obras faraónicas o facturas millonarias por simples proyectos sin maqueta. Atrás quedan incluso argumentaciones peregrinas para justificar sus altos honorarios. Poco a poco se ha ido demostrando que las obras de Calatrava son un desastre, en todos los sentidos. Pero ya da igual, porque el arquitecto valenciano ya había corrido a Suiza, buscando ventajas fiscales. Las denuncias de otras ciudades en las que el arquitecto ha dejado su "arte" crecen: Haarlemmermeer -Holanda-, Oviedo, Murcia o Venecia son sólo unos ejemplos.
Santiago Calatrava ha ganado mucho dinero a costa de los valencianos. Las obras de Santiago Calatrava han costado mucho dinero a los valencianos, gracias sobre todo a la complicidad de unos gobernantes a los que no les importó pagar sobrecostes casi imposibles con tal de tener un icono en el Cap i Casal. Ahora, el arquitecto quiere amordazar a la oposición que ha destapado parte de la mierda que se esconde bajo las alfombras del Gobierno Valenciano, en parte por una cuestión de interés económico, en parte por una cuestión de ego personal. Los ciudadanos valencianos ya saben cómo es en realidad ese icono de modernidad y valencianía que desde hace años han vendido los gobernantes del Partido Popular. Ese icono ha caído, igual que ha caído el trencadís del Palau de Les Arts, igual que las gotas de lluvia que se cuelan por las grietas del Ágora, igual que la gente que se cae en los puentes que ha diseñado.
Sólo hubiera faltado que Calatrava diseñara el aeropuerto de Castellón.

miércoles, 29 de enero de 2014

No es un topo, es una víbora

Reza una frase atribuida a Nicolás Maquiavelo que hay que mantener a los amigos cerca, y a los enemigos aún más cerca. Me viene a la mente a raíz de las investigaciones cuasi inquisitoriales que ha puesto en marcha el Palau de la Generalitat Valenciana a causa de las filtraciones que han desvelado los desmanes económicos consentidos y/o promocionados por Alberto Fabra en la persona de su "estrecha colaboradora", su "amiga íntima", su "asesora personal"... la Secretaria Autonómica de Organización, Coordinación y Relaciones Institucionales de Presidencia de la Generalitat Esther Pastor. Se habla de la existencia de un topo en el Palau, y no va desencaminada la propuesta, aunque se me queda muy corta ante la magnitud del pseudocomplot que rodea a la figura del Molt Honorable. No es que haya un topo, sino más de uno, contando con que buena parte del funcionariado valenciano anda cabreado con la reducción de nómina o la pérdida de pagas extraordinarias de los últimos años, amén del comportamiento generalizado de un Gobierno despótico y cercano al absolutismo.
 Filtraciones ha habido siempre, bien por el puro interés del que 'coloca' la noticia o bien por la capacidad de los periodistas que buscan la misma; de hecho, la mayoría de informaciones 'de verdad' que atañen al ámbito político/judicial (dos sectores, por desgracia, cada vez más convergentes) provienen de filtraciones o rumores interesados. Ante ello, siempre hay que preguntarse qué gana el topo pasando ese tipo de información. ¿El simple gusto de descubrir hechos denunciables y supuestamente delictivos que ridiculizan a su jefe directo y lo ponen a los pies de los caballos Ante la opinión pública? ¿O hay que ir más allá?
Vayamos un poco más allá y recordemos que Alberto Fabra accede a la Presidencia de la Generalitat tras la dimisión forzada de Francisco Camps por el caso de los trajes dentro de la trama Gürtel. Desde la Alcaldía de Castellón y con el beneplácito de Génova se le sitúa como 'hombre neutro' al frente de la autonomía pero dentro de una maquinaria administrativa hecha a imagen y semejanza del otrora delfín de Rita Barberá; previamente, Camps se había encargado de cercenar las cabezas visibles -y las invisibles- de su predecesor, Eduardo Zaplana (el paso de José Luis Olivas por la Presidencia fue testimonial y anecdótico), así que con su indigna salida del cargo dejó de herencia a Fabra una Administración monolítica y 'campsista', que en parte no tragó con los nuevos aires reformistas del castellonense.
Así las cosas, y dejando aparte la existencia de topos que filtren material sensible acerca de los desmanes político/financieros de la administración valenciana, mantengo la teoría de que por encima de ellos existe, coordinándolos o incluso dirigiéndolos según una agenda perfectamente definida de aquí a la designación del candidato a las próximas Elecciones Autonómicas, algún/a personaje del mismo Partido Popular de Camps dinamitando la acción de Gobierno de Fabra desde dentro. Una víbora, vamos. Alguien capaz de traicionar a sus propios compañeros de partido -cuando no jefes- con tal de seguir medrando ante la vieja guardia del PP valenciano (sector Opus) y de ese modo revalorizarse cuando vuelvan a mandar 'los suyos'. Y no creo que desvaríe al pensar así dado el pelaje de los clanes que pugnan por el control del PP desde prácticamente su refundación desde la extinta Alianza Popular.
 Ahora que las tácticas de Torquemada han tomado el Palau para descubrir al topo -personalmente pienso que, desde Zaplana, esas tácticas nunca se fueron- y que se suceden los interrogatorios al estilo policial a funcionarios sin el correspondiente permiso de la Junta de Personal o el conocimiento de los sindicatos, creo que Fabra y su equipo yerran el tiro intentando cercar a un pequeño roedor, pues deberían buscar a la serpiente que, desde despachos más altos, ya ha clavado sus venenosos colmillos en el cuello del Molt Honorable.

miércoles, 15 de enero de 2014

Herman@s, el futuro distópico ya está aquí...

Lo predijeron Orwell y Huxley desde sus respectivos -aunque complementarios- puntos de vista. Vivimos al borde del (im)perfecto futuro distópico donde ya todo esté controlado por una casta superior que imponga su ley sobre la colonia de hormigas obreras. Por lo menos, vienen detectándose señales de que, al menos en España, nos acercamos peligrosamente a ello.
Hay una buena parte de la sociedad que, como en '1984', parece alienada a través de la amenaza, la represión, el miedo o el simple absentismo; se trata de los conformistas o subyugados del 'conmigo o contra mí' tan propio -por desgracia- de este país cainita y guerracivilista. Hay seis millones de parados a los que no se les oye; la mayoría, porque no se mueven de sus casas, y el resto, porque los medios de comunicación de masas no muestran sus movilizaciones. Otros, en cambio, viven adocenados en su pequeñoburguesismo, plácidos en una falsa realidad como la de 'Un mundo feliz', ansiosos de una nueva entrega de 'Sálvame De Luxe' o del clásico futbolero por excelencia, todo con tal de no mirar hacia los lados y descubrir la vergonzosa realidad.

Pero aquí nadie se mueve, oigan. En España rozamos la antiutopía cuando permitimos que los delitos de la "casta superior" prescriban, y que los que lleguen a juzgados se sobresean, y que los pocos que se condenan acaben indultados... por esa misma casta superior. ¿Es o no curiosamente distópico el silencio cómplice de la masa ante algunas cosas que ya están pasando? ¿Soy yo o alguien más piensa que estamos apuntando a un posible futuro -muy cercano- que no me gusta nada?
En los últimos dos años y en materia de derechos sociales, laborales y civiles, en España hemos retrocedido hasta los años 80. La mayoría de los trabajadores tiene menos coberturas médicas y legales que hace treinta años. Los sindicatos son una pantomima de lo que deberían ser. La educación que reciben nuestros escolares es de las peores de Europa según muestran sus resultados a nivel estadístico. La inversión en investigación es casi inexistente. Y los impuestos siguen creciendo sin control. A consecuencia de todo ello, la juventud española se ve obligada -como sus abuelos- a emigrar para buscarse la vida en Alemania o Reino Unido preferentemente. Pero -insisto- aquí no pasa nada, básicamente porque dentro de dos meses serán Fallas, en tres la Feria de Abril y en seis los Sanfermines; y en ese lapso habrá habido un par de 'partidos del siglo' y alguna corrida -torera, claro está- que sigan anestesiando al personal.

¿Gamonal? Sí, lo de Burgos es ejemplarizante sobre cómo la ciudadanía debe reclamar y exigir sus derechos en las calles, pero mucho me temo que se quede en algo anecdótico cuando la visión que dan los medios y algunos cargos públicos es de violencia rayana en lo terrorista.