martes, 5 de junio de 2012

La memoria selectiva de Juan Roig

Cada vez que Juan Roig abre la boca para hablar de la crisis la caga profundamente. Un empresario que practica a conciencia el laconismo o la extrema opacidad cuando se trata de sus empresas (Mercadona, Valencia Basket Club) se ha convertido -por obra y gracia del PP- en la nueva Sibila financiero-económica de España. Sus oráculos hablan de "apretarse el cinturón" y "ponerse las pilas", criticando que este país ha vivido "por encima de sus posibilidades" y que "nos hemos pasado treinta pueblos"; es decir, cargando sobre la clase trabajadora y los sindicatos la presión de sacar a España de la crisis en que nos han metido sus amiguitos los políticos, los banqueros y los pseudoempresarios metidos a promotores/constructores. Roig tiene la cara muy dura, pero hay que reconocer que es listo (que no inteligente) como pocos, ya que su mayor éxito ha sido implantar mediáticamente en la mentalidad de todos que Mercadona es una empresa modélica desde el punto de vista laboral, cuando la realidad está muy alejada del mito popular, y así lo demuestran las más de 50 sentencias judiciales en su contra de los últimos años.
Pocos se atreverían a asegurar que Juan Roig es uno de los culpables de la crisis, pero en realidad así es. No hay que olvidar que hace más de dos décadas (con Joan Lerma y el PSPV en el Gobierno autonómico) se cambió la legislación en la Comunidad Valenciana para autorizar las grandes superficies alimentarias dentro de las ciudades cuando entonces el máximo permitido era de 300 metros cuadrados; curiosamente, comenzó entonces el proceso de implantación y expansión de Mercadona. Curiosamente. Y todo el mundo sabe que cuando uno de sus supermercados se inaugura, inmediatamente después comienza a menguar y/o desaparecer todo el pequeño comercio en ese barrio con la consiguiente destrucción de puestos de trabajo y de riqueza en general. Por no hablar de las condiciones leoninas a las que somete a sus proveedores obligándoles a vender a precios muy por debajo de lo justo según la política agresiva del 'conmigo o contra mí' (chantaje más bien). O el rumor que circula sobre que a mediados de los años 80 recibió entre 800 y 2.000 millones de las antiguas pesetas a fondo perdido gracias al propio Lerma y el entonces presidente del Gobierno de España, Felipe González (me viene a la mente su frase "las subvenciones son el cáncer de la improductividad"). Sólo por esto habría de callar Juan Roig hasta su jubilación.
Pero no. Cuando se tiene memoria selectiva uno sólo se acuerda de lo que quiere. Y con ese tipo de memoria es más fácil ser lenguaraz y dar lecciones impropias de un potentado que callar y seguir medrando gracias al esfuerzo ímprobo de tus más de 60.000 trabajadores y el silencio victimista de tus decenas de proveedores. Si encima los amigos del PP que se ha encontrado por el camino lo hacen poco menos que Santo concediéndole la Alta Distinción de la Generalitat Valenciana por su carácter emprendedor (sic) o haciéndole Doctor Honoris Causa por la UPV, pues ancha es Castilla. Menudo elemento.